Manos Unidas es la Asociación de la Iglesia Católica en España y una Organización No Gubernamental de Desarrollo, de voluntarios, para la ayuda, promoción y desarrollo de los países más empobrecidos.
Desde 1960 lucha contra la pobreza, el hambre y la desigualdad, como pasos imprescindibles para un desarrollo humano integral, inclusivo y sostenible, centrado en las personas y para todas las personas. Y trabaja para erradicar las causas estructurales que las producen.
Pretende sensibilizar a la comunidad cristiana e invitar a compartir vida, experiencia y bienes, con los hermanos más necesitados, colaborando para saciar el hambre de pan, de Dios y de cultura; así, todos juntos, haremos realidad el sueño de Dios: que todos tengamos una vida digna.
Nuestra Comunidad Educativa, como cada año, dedica el mes de febrero a trabajar esta campaña, que tanto bien concreto genera, con distintas actividades. Esta semana hemos arrancado con nuestra venta de bocadillos y piruletas solidarias por 1 euro y 50 céntimos, respectivamente, que se prolongará a lo largo de todo el mes. En las clases se vive un clima de alegría, que brota del compartir, colaborar, sumar entre todos.
El bien que hacemos es como esa semilla de mostaza de la que habla Jesús en el Evangelio, aunque sea pequeño, tiene el poder de multiplicarse, contagiarse, hacerse grande.
He tenido la suerte de pasar un breve tiempo en Senegal compartiendo con las hermanas y laicos de allí, si algo pude experimentar, en un país donde solo llueve dos meses al año, lo cual convierte el agua tan básica y necesaria en un artículo de lujo, es que el compartir lo poco o mucho que tenemos es una fuerza inmensa capaz de sostener la vida y de generar una alegría profunda que nadie nos puede quitar.
Los colegios que allí tenemos, los lugares a los que llegamos, las personas a las que atendemos en gran medida son posibles gracias a la ayuda de Manos Unidas, que nos ayuda a todos: para nosotras se ha traducido en coches para llegar a los poblados y atender dispensarios, en pozos con motores que permiten sacar el agua y eso genera otras posibilidades, en ayudas para construir aulas… La pequeña o gran aportación de cada uno que se multiplica…
Sumemos un año más cada uno con lo que podamos y seamos como quería José Gras, apóstoles del Bien, que lo multiplican y contagian.
Buendi Hermoso HCR