JOSÉ GRAS Y GRANOLLERS
Nació en Agramunt, Lérida, un 22 de Enero de 1834 en una familia de agricultores pobres. Poco sabemos de su infancia, pues a él no le gustaba hablar de sí mismo; parece que fue un niño formal y piadoso, más amante del estudio que del juego. De lo que fue su vida de joven y adulto, dejemos que hablen quienes bien le conocían.
- Alma sencilla de niño. Noble y bondadoso de ánimo, de una caridad inagotable y trato exquisito, sencillo, delicado de espíritu.
- Fiel cumplidor del deber, recto y justo en el actuar, austero y trabajador incansable, con una energía que nunca supo del cansancio. Constante, enérgico, tenaz. Se abrió paso contra todas las corrientes que se le oponían.
- Respetado y querido por sus compañeros de sacerdocio y por todos los que le trataron.
- Activo propagandista de la Verdad. Con una fe viva y comprometida.
- Apóstol incansable, sirvió a Dios con celo infatigable hasta el último instante de su vida.
Todo el amor a Cristo que ardía en su corazón, todas sus ansias de hacerle Rey de todos los corazones, hacen que la vida del Padre Gras se concentre en dos palabras que fueron para él lema, síntesis de vida, manifestación de su pensamiento y expresión de sus sueños:
CRISTO REINA es
Anuncio de Cristo
Proclamación de su reinado
Defensa de sus derechos
Educación verdadera
Profesión de fe y compromiso de vida
Para hacer realidad lo que era sólo un lema utilizó todos los medios a su alcance:
La Prensa, como el medio más apto para difundir la verdad y restaurar la sociedad en Cristo: "al periodismo del error opongamos el periodismo de la verdad”. Publicó artículos asiduamente en periódicos como: "La Cruz”, "La España Católica”, "La Regeneración”. Y fundó una revista: "El Bien", que fue el medio en el que encarnó todo su ardor por defender los derechos de Jesucristo y hacer aceptar su Soberanía.
Creó una Asociación religioso-literaria: "Academia y Corte de Cristo”, para defender con las palabras y la pluma la Verdad de Cristo de todos los ataque de que era objeto, y adorar y reparar su Soberanía de amor.
Su celo apostólico, nacido de su amor a Cristo Rey, no queda satisfecho y la educación será otro medio al que se empeñará con corazón de apóstol. Impartió clases de seminarista en un colegio de Barcelona y, ya ordenado sacerdote, fue profesor en el seminario de Tarragona, preceptor de los hijos de los marqueses de Peñaflor, y durante cincuenta años enseñó Historia de la Iglesia en el seminario anejo a la Abadía del Sacromonte de Granada.
Siente fuertemente que la educación es el mejor medio para que "Cristo reine" en el corazón de los niños y niñas, desde ellos en las familias y, por las familias, en la sociedad. Por ello en 1876, queriendo conducir a Jesucristo a los niños y niñas de todas las clases sociales, y para una educación integral de la mujer, funda el Instituto de las Hijas de Cristo Rey. Finalmente, pasó a la vida eterna en 1918.
MADRE INÉS DE JESÚS
La Sierva de Dios, M. Inés de Jesús (Isabel Gómez Rodríguez), primera Superiora General del Instituto de Hijas de Cristo Rey, nació en Albuñol, Granada, el 14 de marzo de 1847. Dotada por Dios de una inteligencia clara y de una voluntad fuerte y decidida, desde pequeña manifestó gran interés por el estudio, pero la pobreza de su familia la obligó pronto a trabajar. A pesar de ello, consiguió realizar los estudios de Magisterio, alternando con el trabajo, alcanzando por oposición una Escuela estatal.
En 1868, cuando tenía 21 años, a raíz de una Misión popular, después de una confesión general, se propone vivir sólo para Dios. Cinco años más tarde (1873) hace voto de virginidad y, ya maestra, se entrega con afán apostólico a la enseñanza. En 1874 decide hacerse religiosa e ingresa en las Hermanitas de los Pobres, pero la obligan a salir, ante la insistencia de las gentes del pueblo del que era maestra, que desean vuelva a su escuela.
Tras muchas dificultades e intentos, finalmente, en 1877, la ponen en contacto con el Venerable D. José Gras y Granollers, que un año antes, en 1876, había fundado el Instituto religioso de Hijas de Cristo Rey. El 18 de abril de 1877 ingresa en este Instituto y, dada su personalidad humana y espiritual, pronto es nombrada por el Fundador superiora de la Comunidad y, más adelante, Superiora General, cargo en el que permanece hasta la celebración del primer Capítulo General, en 1899.
Elegida de nuevo Superiora General en 1905, lo será hasta su muerte, el 2 de mayo de 1930, doce años después del Fundador, cooperando en todo tiempo activamente en el desarrollo y extensión del Instituto.
Su larga vida fue un continuo caminar hacia Dios, un deseo constante de amar a Cristo, un esfuerzo incansable por conquistarle almas y llevar a todos hacia El.
Gobernó durante más de cincuenta años el Instituto de Hijas de Cristo Rey que. A su muerte, se encontraba establecido en doce diócesis de España y contaba con diecinueve casas, ocho de ellas fundadas después de la muerte del Venerable D. José Gras. Las Hijas de Cristo Rey practicaban el apostolado en colegios, orfanatos, escuelas dominicales, etc., poniendo así en práctica el legado del Fundador de hacer reinar a Cristo en la familia y la sociedad, a través de la enseñanza.